Parmicuenca teje su propia red de franquicias
Ana Miralles y Pedro Pardo empezaron desde abajo, fabricando para grandes firmas. Hoy extienden su modelo de negocio, el vaquero a medida, y su marca Peteranne, a través de tiendas franquiciadas.
Esta es una historia de amor y es la historia de cómo la pasión por una idea largamente cortejada, el tesón por ensanchar un negocio innovador, se hace realidad gracias a una mezcla de cerebro y corazón.
Cuando se conocieron Pedro Pardo y Ana Miralles, hoy gerentes de Parmicuenca, él era un joven valenciano, ejecutivo con responsabilidades internacionales en Saez Merino, y ella, conquense y licenciada en Derecho, preparaba oposiciones a juez militar. Llegó un momento en que las ganas de tener mi propia empresa pudo más que la aversión al riesgo, asegura Pardo.
Vivían en Portugal y allí, en 1996, nació Pardo & Miralles Texteis e Confeçoes, su primera empresa, con 8 personas y máquinas de segunda mano. 4 millones de pesetas de inversión y una producción de 200 prendas al día. En plena crisis sectorial, su modelo de negocio era entonces fabricar llave en mano para grandes marcas.
Al año ya contaban con maquinaria de última generación y una plantilla de 60 personas. Producíamos rápido pero con calidad, señala Pardo. Y el boca a boca funcionó. De los 200 pantalones del inicio pasaron a fabricar hasta 900 prendas al día. El número de clientes seguía creciendo (Lois, Inditex, Inwear, Liberto… etc.) y la fábrica se fue quedando pequeña. Entonces entró en juego el corazón de Ana y sugirió hacer la inversión en su Cuenca natal. Creamos Parmicuenca en una ciudad sin tradición industrial ni personal cualificado. Empezamos de cero, cargados de ilusión y de ideas, recuerda la empresaria.
Desde el principio de su actividad tenían clara la idea de desarrollar su propia marca. Así, en 2002 inician el desarrollo de Peteranne. Esta marca, registrada en España y en Europa, sintetiza un nicho de mercado exclusivo y un modelo de negocio innovador con el objetivo de llegar a ser una cadena de tiendas en propiedad y también con la opción de franquicias.
Lanzamiento como marca
Mientras eso llegaba, seguían fabricando para las mejores marcas unos 3.000 pantalones por día, con 120 personas en plantilla entre las fábricas de Cuenca y Portugal, más la ayuda de 8 talleres repartidos por España. Ese año facturaron 3,8 millones de euros. Con esa financiación, la capacidad tecnológica y la experiencia generada por las empresas iniciales hicieron posible el lanzamiento de Peteranne como marca y la primera tienda-laboratorio en 2004, después de invertir 600.000 euros en estudios de mercado, imagen corporativa y comercialización. Menos es más, fue la decisión. Y el pasar de producir para otros a tener un cliente estratégico -Peteranne- obligó a reorganizar la compañía para adecuarla al nuevo modelo. Así nació el vaquero de alta costura (como los de Armani) y como ellos lo definen. Aunque la fábrica de Cuenca tiene una capacidad de patronaje y corte de 8.000 pantalones al día, su techo de confección son 700 al día, 400 Peteranne de colección y tallas de la 34 a la 52.
Él lo explica: Somos especialistas en vaqueros, sabemos lo que quiere el cliente, eliminamos costes intermedios y tenemos una rapidez de respuesta que no pueden tener otros, esa es nuestra ventaja competitiva, asegura él. Por calidad, diseño y estilo, nuestros pantalones están en línea con la oferta de Armani Jeans o Prada, solamente que a la medida de cualquier cuerpo y al alcance de cualquier bolsillo.
En 2007 prevén la apertura de tiendas propias, hasta el 30% de la red, por lo que no descartan formalizar relaciones con alguna de las entidades de capital riesgo que ya han mostrado su interés por Parmicuenca. También en 2007 planean iniciar la promoción internacional de Peteranne, para lo que tienen previsto acudir a las ferias internacionales de franquicias como París o Milán. Y, como Pardo y Miralles dedican casi las 24 horas al día a lograr un crecimiento sostenido y sostenible de su empresa, es más que probable que vuelvan con las manos llenas de propuestas.