El capital riesgo vuelve a Internet
Las ‘start ups’ tecnológicas españolas se enfrentan a muchas dificultades tras el pinchazo de la burbuja, para encontrar financiación. Sin embargo, en los últimos meses se han puesto en marcha varias operaciones que denotan un cambio de tendencia.
El martes, emprendedores tecnológicos e inversores volvieron a verse las caras en el First Tuesday de Barcelona. Después de cuatro años en el olvido, estos encuentros tecnológicos que reunían a la flor y nata de Internet en los días gloriosos del ciberespacio han resurgido de sus cenizas.
Carlos Blanco, promotor del First Tuesday en España, cree que es un momento idóneo para volver a escena. “Las empresas que aguantaron la crisis ya son rentables y el capital riesgo está buscando proyectos donde invertir”, aseguraba recientemente a EXPANSION.
Tras el pinchazo de la burbuja hace seis años, el capital riesgo español huyó de las start ups tecnológicas. Conseguir capital para este tipo de proyectos se había convertido en misión imposible. Sin embargo, en los últimos meses se han sucedido varias operaciones. Pequeñas sociedades como Molins Capital Inversión (fundada por una sociedad hólding de la familia Molins y donde participan, entre otros, el grupo farmacéutico Esteve), Adara Ventures (un fondo participado, entre otros, por Fonditel, el fondo de pensiones de Telefónica, el Fondo Europeo de Inversión y el fondo de pensiones de Energías de Portugal), Debaeque Venture Capital, Najeti Capital o Highgrowth Partners han entrado en el capital de pequeñas empresas tecnológicas españolas. Dentro de las iniciativas públicas, se ha lanzado Neotec Capital Riesgo, un fondo con 176 millones de euros iniciales.
Operaciones
Berggi, que ofrece mensajería unificada para telefonía móvil, acaba de ampliar capital en tres millones de dólares (2,3 millones de euros), de los que Adara Ventures ha aportado 1,7 millones de dólares. Por su parte, Polymita Technologies, que ha desarrollado un software para la automatización de procesos, ha levantado 2,5 millones de euros de Molins Capital Inversión y Adara Ventures. Mientras, MusicStrands, el recomendador de música en Internet, ha conseguido seis millones de dólares de GCR Venture Capital, Debaeque y Sequel R&D.
Además, NTR Global, que cuenta con una solución de control remoto de ordenadores, ha recibido nueve millones de euros de los fondos Elaia Partners (vinculado a la eléctrica francesa EDF) y Debaeque (uno de sus socios es Patrick Raibaout, fundador de la puntocom Parfumsnet). La empresa de telefonía IP Voz Telecom ha ampliado capital en 1,5 millones de euros, dando entrada a FonsInnocat, el fondo gestionado por Highgrowth Partners y participado, entre otros, por la Generalitat de Cataluña y Electricité de France.
Y Martin Varsavsky consiguió para FON, su proyecto de red inalámbrica Wi-Fi, 18 millones de euros de gigantes de Internet (Google, eBay y Skype) y de las sociedades de capital riesgo estadounidenses Index Ventures y Sequoia Capital.
Pese a todo, la situación ha cambiado mucho en estos años. “En la época de la burbuja, los inversores hacían cola en la puerta de los emprendedores. Ahora, tienes que ir a buscarlos y demostrar que el negocio funciona”, resume Erik Brieva, consejero delegado de la empresa de software española Polymita, y cofundador de Isoco.
Jorge Mata, presidente de Berggi y fundador de MyAlert (que vendió a la italiana Buongiorno en 2001), coincide en que las cosas ha cambiado en estos años. “Me ha costado trabajo conseguir financiación”, confiesa.
“Nos fijamos mucho en el equipo humano, miramos que tenga experiencia y capacidad de superar retos”, explica Roberto Saint-Malo, socio de Adara Venture, que gestiona más de cincuenta millones de euros.
Internacionalización
Esta sociedad, cuyo plazo temporal de inversión se sitúa en los cuatro o cinco años, busca empresas con una facturación anual del orden del millón de euros, con un modelo de negocio demostrado, tecnología operativa y con potencial más allá de las fronteras españolas. Hasta la fecha, ha invertido unos cinco millones de euros en una quincena de operaciones. Hoy, los inversores se fijan especialmente en la proyección internacional de la empresa. Tanto MusicStrands como Berggi tienen su sedes en Estados Unidos y ofrecen servicios globales. La catalana NTR cuenta con oficinas en ciudades como Dallas, Tokyo, París o Estocolmo.
Desde hace unos años, varias empresas europeas de tecnología e Internet se han instalado en Silicon Valley, buscando el dinero que huyó de Europa con el crash de la burbuja. Esta localización les permite estar cerca de los grandes de Internet, que en los últimos tiempos tiran de cartera para comprar start ups.
Berggi: Vocación internacional
Berggi ha cerrado un ampliación de capital de tres millones de dólares, 2,3 millones de euros, suscrita por inversores españoles y de Estados Unidos, que valora la compañía en diez millones de dólares. La sociedad de capital riesgo Adara ha suscrito 1,7 millones de dólares, el propio Jorge Mata ha contribuido con 0,5 millones y el resto procede de particulares. El incremento del capital se destinará a labores de ingeniería de producto realizadas en España, así como a la creación de un equipo comercial que les permita atacar el mercado estadounidense. Berggi, fundada en octubre de 2004, tiene su sede en Houston y opera en este momento tanto en Estados Unidos como en España.
La compañía ofrece un servicio de mensajería universal en el móvil que permite a los usuarios acceder desde el terminal a sus cuentas de e-mail y mensajería instantánea independientemente del operador y del modelo de teléfono que tenga. Berggi, que tiene 85.000 usuarios (la mayoría en Estados Unidos), espera conseguir este ejercicio una facturación de 1,5 millones de dólares y alcanzar beneficio bruto de explotación (ebitda) positivo en 2008. “El próximo año queremos hacer una segunda ronda para buscar otros ocho o diez millones de dólares”, adelanta Jorge Mata.
Musicstrands: Un equipo de lujo
MusicStrands, surgida en el seno del Instituto de Inteligencia Artificial (IIIA) del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) tiene su sede en Oregon (Estados Unidos), aunque mantiene en Barcelona su laboratorio de I+D. La compañía, fundada por el español Francisco Martin, ha creado una herramienta que permite recomendar música en Internet sobre la base de una tecnología única en el mundo basada en la inteligencia artificial. El caso de MusicStrands demuestra la importancia de formar un equipo de primera línea. Francisco Martin fundó con otros emprendedores otra start up (Isoco), que vendió en la época dorada de Internet al fondo de capital riesgo de Santander.
En MusicStrands, se ha rodeado de asesores como Derek Reisfield, ex presidente de CBS New Media, o Andreas Weigend, ex director científico de Amazon. También ha fichado a Atakan Centisoy, uno de los cerebros de la tienda musical iTunes de Apple, como director de Productos Empresariales. La empresa, que se fundó con un capital de un millón de dólares procedente de directivos e inversores privados, ha cerrado dos rondas en las que ha conseguido seis millones de dólares y ha lanzado una tercera para lograr entre cinco y siete millones más.
Polymita Technologies: Software ‘made in Spain’
Polymita Technologies, fundada en 2002, es una empresa española que desarrolla un software para la automatización de procesos (conocido como BPM), donde compiten multinacionales como Tibco, Filenet o Bea Systems. “Empezamos a buscar financiación en noviembre del año pasado y en febrero cerramos el acuerdo”, explica Erik Brieva, consejero delegado de la compañía y fundador, junto a Francisco Martin (ahora en MusicStrands) y otros emprendedores, de la empresa de software de inteligencia artificial Isoco. La compañía ha dado entrada en su capital a los fondos Molins Capital Inversión y Adara Ventures, que han suscrito una ampliación de 2,5 millones de euros. “Ahora, el capital riesgo mira fundamentalmente el equipo, que el modelo de negocio esté validado y que se tenga un producto para un mercado suficientemente grande”, opina Brieva.
La compañía, que tiene un equipo en el que conviven profesionales de una decena de países, confía en dar entrada a un nuevo socio financiero que inyecte recursos para poder dar el salto internacional. Polymita espera facturar este ejercicio del orden de 2,5 millones de euros. “Hasta ahora hemos tenido siempre flujo de caja positivo; reinvertimos todo en la sociedad”, comenta Brieva.